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[Reseña] Parasite

by Déjense Ver
Tiempo de lectura: 4 minutos

Sinopsis & Ficha Técnica

En Parasite, Gi Taek y su familia están sin trabajo, malviviendo doblando cajas de comida preparada. Cuando su hijo mayor, Gi Woo, empieza a dar clases particulares en casa de Park, las dos familias, que tienen mucho en común pese a pertenecer a dos mundos totalmente distintos, comienzan una interrelación de resultados imprevisibles.

  • Título original: Gisaengchung
  • Año: 2019
  • Duración: 132 min.
  • Género: Drama, Thriller, Comedia
  • País: Corea del Sur
  • Dirección: Bong Joon-ho
  • Guion: Bong Joon-ho, Jin Won Han
  • Música: Jaeil Jung
  • Fotografía: Kyung-Pyo Hong
  • Productora: Barunson – CJ Entertainment
  • Reparto: Song Kang-ho, Lee Seon-gyun, Jang Hye-jin, Cho Yeo-jeong, Choi Woo-sik, Park So-dam, Park Seo-joon, Lee Jeong-eun, Park Keun-rok, Hyun Seung-Min, Andreas Fronk, Park Myeong-hoon, Jung Hyun-jun, Ji-hye Lee, Joo-hyung Lee, Jeong Esuz, Ik-han Jung, Seong-Bong Ahn, Dong-yong Lee, Hyo-shin Pak

Tráiler

Reseña

A menudo nos apetece ver alguna peli coreana, es sin duda el cine asiático que más consumimos; tienen una manera única de contar las historias, y nos encanta, en determinados momentos es justo lo que necesitamos para emocionarnos con el cine más allá de Hollywood.

Estos días vimos Parasite, toda una revelación que ha triunfado en Cannes, y no es para menos, porque nos encontramos ante más de dos horas de auténtico portento asiático. Incluso diríamos que se ha convertido en una de nuestras cintas favoritas del género, por la enorme capacidad que tiene de transformarse, de mutar en algo impredecible y magnífico que seguro nos mantendrá un rato mascando en seco en el sofá después de que los créditos hayan terminado.

Empezamos con los Kim, una familia de verdaderos «parásitos», que llevan a cabo cualquier treta para buscarse la vida. En pocos minutos nos llevaremos las manos a la cabeza, elogiando su ingenio y su manera tan elegante de “estafar”, si es que puede llamarse así. Los primeros compases del largometraje casi parecen una sitcom, ligera y entretenida, con un humor empático y cercano, hasta que los coreanos hacen lo que mejor se les da en su tipo de cine: meter un dramón de por medio que nos deja con el cuello torcido y con ganas de más, más y más.

Da la sensación de que, cuanto más frenética e inverosímil se vuelve la trama, mejor funciona. Logra divertir mientras nos mantiene reflexionando sobre las clases sociales y las distintas formas de afrontar la vida según la posición en la que nos encontremos, mientras nos sorprendemos por la inmensa originalidad de sus planos, de sus detalles. Desde un semisótano lleno de cucarachas que se dispersan cuando uno da la luz hasta una lujosa casa con la firma de su arquitecto por bandera, pasando por situaciones verdaderamente difíciles para los protagonistas, donde no solo empatizaremos con “los buenos”, sino con todos y cada uno de los que pisan la lujosa vivienda.

Lo más destacable tal vez es la constante alusión a quién está por encima de quién. Cómo los Kim viven en un asqueroso recoveco, abajo, siempre abajo, por supuesto tienen que descender por cuestas y escaleras en su propio barrio para llegar a casa, mientras que cada encuentro con los Park tiene algo de prominencia, ya sea la propia verticalidad de la mansión, las escaleras interiores y exteriores… en todo momento queda muy clara la posición de cada uno, pero de forma sutil y elegante. Otro aspecto muy enfatizado es “el olor”, a uno le viene a la mente eso de el olor del pobre, a jabón barato y a metro, a humedad y a decadencia. Se forman muchas escenas alrededor de este concepto, igualmente maravillosas.

Como también es costumbre y aunque a priori no lo parezca, no faltarán las situaciones violentas con buenas dosis de sangre y pocas contemplaciones, así como las afiladas pullas a la situación política de Corea del Norte. Y hasta aquí vamos a hablar sobre su trama y su historia, porque como mejor se disfruta este tipo de cine, es sabiendo lo menos posible sobre él antes de darle al play.

En definitiva, donde muchos directores occidentales patinarían con mucho menos, Bong Joon-ho se desliza con maestría, casi parece imposible que todo encaje de la forma en que lo hace. Permaneced atentos a pequeños comentarios sin importancia aparente, porque todo termina bien atado. “El mejor plan es que no haya plan”, nos dice el cabeza de familia en determinado momento. Y qué razón tiene… si no hay plan, nada puede salir mal.

Parasite es muchas cosas: Irreverente, ambiciosa, atrevida, original, salvaje, ingeniosa. Pero también es una sola cosa: Una genialidad.

Si finalmente le dáis una oportunidad, os animamos a echarle un vistazo al resto de la filmografía del director surcoreano, pues los largometrajes que ha dirigido en las últimas dos décadas se mantienen a un nivel estupendo, interesantes y bien llevados. Comenzando por alguno reciente tenemos Okja, que se estrenó en Netflix en 2017. En 2013 nos regaló Snowpiercer, que guarda muchas similitudes con Parasite debido al inmenso abismo que hay entre una clase social y otra, y cómo ambas deslumbran en su ambición y en su silenciosa rabia. Seguimos con Mother de 2009, The Host de 2006 – sin duda fue su peli más popular – y Memories of Murder de 2003. Y si aún os quedáis con ganas de cine asiático, recomendamos Hello Ghost, My Sassy Girl, The Night come for us, Along With The Gods y Train to Busan ¡A pegarse un buen maratón!

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