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[Reseña] Wolfwalkers

by Déjense Ver
Tiempo de lectura: 4 minutos

Sinopsis & Ficha Técnica

La joven Robyn viaja a Irlanda con su padre para participar en una cacería de lobos. Todo se complica cuando conoce a Mebh, una niña misteriosa que vive en el bosque y de la que dicen que por las noches, junto a su tribu nómada, se transforma en lobo.

  • Título original: Wolfwalkers
  • Año: 2020
  • Duración: 103
  • Género: Aventuras, fantasía, mitología
  • País: Irlanda
  • Dirección: Tomm Moore
  • Guion: Will Collins (Historia: Tomm Moore, Ross Stewart)
  • Música: Bruno Coulais
  • Productora: Cartoon Saloon, Dentsu Inc, SIF309 Film & Music Productions 
  • Distribuidora: Apple TV+

Tráiler

Reseña

Cartoon Saloon es, junto a Laika, uno de nuestros estudios de animación independientes favoritos. Hemos seguido de cerca sus proyectos, entre los que se encuentran El Secreto del Libro de Kells, La canción del Mar, Breadwinner y esta que nos ocupa, Wolfwalkers. Por cierto, lanzarán un nuevo largometraje durante 2021, llamado “My Father’s Dragon”, que estamos deseando ver.

En realidad, tres de esas cintas (Kells, La canción del Mar y Wolfwalkers), forman una trilogía sobre folclore irlandés, que por fin está completa y que podéis considerar un producto único formado por tres historias independientes que os enseñarán muchísimos aspectos de esta maravillosa cultura. En nuestra opinión, si existe un folclore atractivo en occidente, relacionado con magia e interacción entre seres espirituales y humanos, es sin duda la mitología celta e irlandesa. Sus tradiciones se mueven siempre en un halo de realidad posible, sin alejarse demasiado del mundo terrenal y relacionándose muchísimo con la naturaleza, pues constantemente interactúan con ella, lo que nos acerca de forma muy amena a sus historias y leyendas, creando una bella conexión con nuestro entorno.

Pues bien, Wolfwalkers nos sorprende de nuevo con una magnífica historia, aderezada con una preciosa animación bidimensional y un trabajo de fondos espectacular, que resulta una delicia de principio a fin. Además, contamos con un aliciente muy especial en el trabajo visual de Wolfwalkers: sumado a la animación tradicional dibujada a mano (aunque con medios digitales) nos deleita con una representación fuera de plano y con carácter angular para ilustrar la vida de los pueblerinos dentro de las murallas. Escenas con perspectivas imperfectas, viñeteadas y plagadas de líneas rectas diferencian de forma sobresaliente el pueblo oscuro y supersticioso respecto al mundo de fantasía luminosa, ondulada y rebosante de color que hay más allá de la ciudad. Es curioso, sobre todo, cuando aparece el plano de la ciudad desde el punto de vista del bosque, como un enorme bloque de piedra gris visto en planta, sin apenas detalle.

Según hemos estado leyendo en la red, este largometraje también sufrió las consecuencias del teletrabajo a causa de la cuarentena provocada por el covid, así que para nosotros tiene doble mérito el haber logrado una película tan deslumbrante, teniendo a todo el equipo desperdigado y sin poder trabajar de forma conjunta.

Es cierto que la trama resulta predecible por momentos, pero son más las ocasiones en las que sorprende y nos deja boquiabiertos, ya sea por un elemento visual o por un giro inesperado en la historia, y aun intuyendo los posibles desenlaces, nos resultó conmovedora y muy bien llevada, con un ritmo excelente que se mantiene durante su hora y media de duración.

En cuanto al visionado, recomendamos la versión original subtitulada, ya que la dobladora elegida para encarnar a Robyn en español se nos antojó demasiado infantil y falta de expresividad, además de que contamos con Sean Bean en el papel de su padre, Bill Goodfellowe, que siempre es un punto a favor.

A nivel conceptual, nos habla continuamente de la importancia del grupo, de la manada. De cómo somos más fuertes juntos, y de qué manera el miedo a algo desconocido puede paralizar a un pueblo entero, cuando en realidad no hay nada que temer. También hace hincapié en el respecto por la naturaleza y el entorno, ambos conceptos trascendentales actualmente.

En general nos parece que Cartoon Saloon ha perfeccionado la fórmula, ha evolucionado y se ha vuelto más atrevido con esta propuesta, en la que juegan más con la abstracción de los colores, las luces y las perspectivas a la hora de transmitir lo que nos quieren contar, pero manteniendo su esencia artesanal.

Un bonito detalle del que nos dimos cuenta casi de casualidad es que, en cierto momento, usan la expresión “Mo chara” que en celta significa “mi amiga”. También podría interpretarse como “Mo Anam Cara”, que se define como el siguiente nivel de amistad, digamos amigo del alma, cuyo significado literal es “alma gemela”. La tradición espiritual celta otorga gran importancia a este concepto, pues creen que las almas se conectan y se unen de muchas maneras profundas. Creían que formar este tipo de relaciones ayudaría a interiorizar en la conciencia de su propia naturaleza y les ayudarían a experimentar las alegrías de los demás de una manera aún más intensa. Cuando veáis la cinta, comprenderéis el motivo.

Y ya para terminar, no solemos hablar mucho de las bandas sonoras en las reseñas, a no ser que nos impacten considerablemente, como ha sido el caso aquí. “Running with the wolves” de Aurora, se lanzó en 2016 formando parte del álbum “All My Demons Greeting Me as a Friend”, pero se reversionó para la película utilizando instrumentos irlandeses medievales como música de fondo. También destacamos “Howls the Wolf” de Kila, una banda dedicada a la música celta, ambas acompañando a Bruno Coulais, que vuelve a estar a cargo del apartado sonoro en Wolfwalkers. Dos temas que acompañan de forma sobresaliente la escena en la que están integrados y que nos dieron un buen subidón, de hecho llevamos escuchándolos en bucle desde anoche.

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