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[Reseña] La vida invisible de Addie Larue

by Déjense Ver
Tiempo de lectura: 4 minutos

Sinopsis & Ficha Técnica

Tras hacer un pacto con el diablo, Addie entrega su alma a cambio de la inmortalidad. Sin embargo, ningún trato faustiano está exento de consecuencias: el diablo le entregará la inmortalidad que tanto desea, pero le quitará algo que ella anhelará durante toda su existencia: la posibilidad de ser recordada.

  • Autora: V.E. Schwab
  • Año: Octubre 2020
  • Género: Fantasía
  • Editorial: Umbriel
  • Nº de páginas: 504
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • ISBN: 9788416517374

Reseña

Empezamos 2021 con una reseña muy especial: La vida invisible de Addie LaRue. Es de esos libros que te cambian un poquito la vida, como La lista de los nombres olvidados, Siete días para una eternidad, El Delfín o La librería del señor Livingstone. Novelas autoconclusivas que, sin ser sagas de fantasía a las que seguiremos incansablemente durante años, logran hacerse un hueco en nuestro corazón y en nuestras estanterías, en esa balda reservada para “libros especiales”, en las que se juntan todo tipo de cubiertas, tamaños y acabados. Un poquito de nuestra vida y de nuestros recuerdos. Porque aquí, en La vida invisible de Addie LaRue, los recuerdos lo son todo.

Últimamente se nos han puesto por delante varias tramas que giran en torno al concepto de “la pata de mono” (sin ir más lejos la vimos recientemente en Wonder Woman 84). Se trata de un relato breve de terror que data de principios del siglo XX, 1902 para ser exactos, donde W.W. Jacobs creó una historia en la que existe un objeto “místico”, una pata de un mono, que cumple las funciones de talismán, otorgándole a quien la posea 3 deseos, pero que se cumplirán de forma contraproducente. En resumidas cuentas… “ten cuidado con lo que deseas”. En este caso gira en torno a un trato con el diablo, algo que también hemos visto representado en multitud de ocasiones, pero sinceramente nos ha sorprendido la manera que ha tenido Schwab de conducir la historia.

Comenzamos con dos líneas temporales, rondando el año 1700 en Francia y el 2014 en Nueva York. A éstas se le irán sumando algunas más una vez que las fechas comiencen a acercarse unas a otras y se incorporen nuevos personajes, pero está narrado de forma tan inteligente, que siempre quieres un poquito más.

Seguro que muchos de vosotros leéis antes de acostaros, y vuestra unidad de medida son los capítulos. Pues bien, aquí eso sirve de poco, ya que, al estar las historias alternadas en fechas, siempre os quedaréis con ganas de más, ya sea de la línea del pasado o de la línea del presente, así que será muy, muy difícil soltar el libro. Hace falta una buena dosis de fuerza de voluntad, o la promesa de un despertador que sonará implacable mañana temprano. Sin embargo, también creemos que se trata de una novela que se disfruta mucho si se lee de forma pausada, si nos tomamos tiempo para reflexionar sobre la profundidad de lo que nos presenta y vamos interiorizando y conociendo a Addie un poquito cada noche.

Y es precisamente este vaivén de temporalidades, esa magia que nos sumerge en la campiña francesa de 1700 y la que al mismo tiempo nos mete de lleno en los pubs ruidosos de Nueva York o un paseo por Venecia la que le da la chispa a esta novela. Si estuviera contada de forma lineal no sería ni la mitad de adictiva. Sin duda, todo un acierto. Schwab nos cuenta además, en el prólogo, que La vida invisible de Addie LaRue es una historia que lleva diez años gestándose. Diez años en los que ha evolucionado ella misma, a la vez que la idea de Addie tomaba forma en su mente. No se trata de un argumento que te viene de la noche a la mañana y que escribes en pocos meses, no. El viaje de Addie ha sido tanto alrededor del mundo como dentro de la propia autora.

Así que, en definitiva, La vida invisible de Addie LaRue nos recuerda lo importante que es hacer que cada día cuente, que cada momento valga la pena. También es una oda al ser humano y a las artes, un precioso tratado sobre la importancia de dejar huella, de lo trascendental que puede ser, simplemente, el ser capaces de escribir, pintar, actuar, componer música, tallar o hacer fotografías, y de qué manera cada uno de nuestros actos afecta al mundo, lo cambia y lo altera. Porque algún día, alguien puede ver uno de nuestros esbozos, escuchar nuestra melodía o tocar esa adorable figurita de un pájaro tallado en madera, e inspirarse a su vez para crear algo nuevo, algo impredecible. Tal y como nos enseña Addie… Las ideas son más indómitas que los recuerdos.

Y no vamos a decir nada más. Nosotros nos enfrentamos a esta lectura sabiendo únicamente que las estrellas de la portada representan las pecas en el rostro de Addie, y que su vida da un giro de 180 grados cuando le reza al dios equivocado, que le arrebata la posibilidad de ser recordada. Pero os aseguramos que, de a poco que os atraiga un poco la fantasía y apreciéis lo efímero del arte, os fascinará si os dejáis llevar.

También tenemos pendiente la trilogía de Sombras de Magia de la misma autora, y visto el excelente ritmo de su prosa, le hincaremos el diente en cuanto podamos. 

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