[Reseña] Gambito de Dama

Sinopsis & Ficha Técnica

La joven Beth Harmon es una huérfana con una aptitud prodigiosa para el ajedrez que lucha contra la adicción mientras trata de convertirse en la mejor jugadora del mundo.

Tráiler

Reseña

Instructiva, elegante, interesante y mucho más amena de lo que podríamos esperar. Así definiríamos con pocas palabras Gambito de Dama, una miniserie de 7 episodios que gira en torno al mundo del ajedrez, y de la que hemos disfrutado este fin de semana, basada en la novela homónima de Walter Tevis. El autor también bebió de un mediático ajedrecista estadounidense, Bobby Fischer, cuya historia ya fue llevada a la gran pantalla en 2014, protagonizada por Tobey McGuire.

Si bien conocemos las normas básicas del ajedrez y hemos jugado algunas partidas a lo largo de nuestra vida, no hemos ido más allá de eso. Aun así, la trama nos ha resultado de lo más atrayente; no es en absoluto aburrida ni pesada, pues se ocupan de explicar bien las jugadas, de una u otra manera, para hacer partícipe al espectador más inexperto, logrando que pueda seguir sin problema las partidas y la sucesión de acontecimientos.

Es cierto que habrá cierta terminología técnica, nombres de afamados ajedrecistas o de jugadas concretas a los que tendremos que acostumbrarnos, pero como decimos, el tránsito se va haciendo de forma paulatina, pues en realidad, aprendemos a jugar con nuestra protagonista. Pero más que las partidas, más que el tablero y las jugadas puramente técnicas, el diálogo con el espectador se realiza a través de miradas y sensaciones.

Gambito de dama es una miniserie que integra de forma sobresaliente un fiero aprendizaje del ajedrez con una historia personal, de forma que nos sentimos un poquito más sabios tras cada episodio, incluso puede que nos dé el gusanillo de echar una partida o dos. Descubriremos que hay distintos estilos de juego, diversas maneras de abordar una misma situación, veremos qué aspectos condiciona empezar la partida con negras o con blancas… En fin, un montón de detalles que nos han encantado, todo ello sin abusar del tablero en pantalla, algo que sería sin duda muy temerario, y pondría en grave peligro la cadencia de los capítulos.

A pesar de que los episodios tienen una duración variable, que oscila entre los 47 y los 67 minutos, no sentimos que el ritmo se vea afectado, todo lo contrario, suceden muchísimas cosas en un corto intervalo de tiempo, sin resultar agobiante. ¡Más bien se hacen cortos!

En las partidas, utilizan el sonido del reloj y del terciopelo de la base de las piezas deslizándose por el tablero para poner al espectador en situación, casi sabremos más gracias a estos objetos que con la jugada en sí, ya que ambos contrincantes suelen ser muy ágiles, y en ocasiones no es tiempo suficiente como para procesar todo el conjunto, puesto que también estamos atentos a otros elementos de la escena. Por cierto, fijaos en la tremenda variedad de calidades que muestran en los tableros, una ventana estupenda que refleja en qué momento se encuentra la protagonista.

Dicho esto, probablemente los eruditos puedan disfrutar de ciertos aspectos que al “espectador común” se le escapan, como anticiparse a las jugadas o ser partícipes de la planificación de una partida. Pero insistimos, incluso sin ese conocimiento previo, la serie encandila de igual manera, porque tanto el guion como la banda sonora, la dirección y las actuaciones son dignas de admiración.

Nos os perdáis el cautivador trabajo corporal de Beth Harmon, que aporta un toque casi místico cuando se sienta frente a un tablero, como se fusiona con la silla y se hace una con sus piezas, ya sean blancas o negras. Iremos viendo que tiene ciertos gestos y posiciones en manos y pies que repite de forma continua, cómo se coloca los dedos en los labios, cómo cruza las piernas… Eso es solo la superficie de un personaje magníficamente construido, sobre unos cimientos que nos irán explicando a través de pequeños flashbacks a lo largo de la serie, además de mostrarnos parte de su infancia.

Además, no caen en el convencionalismo de “la gloria y la caída” de forma extravagante, como suele pasar con personajes de este estilo, sino que Beth está llena de matices. Un día irradia luz y al siguiente parece invocar nubes de tormenta, todo ello fruto de su convulso pasado y de su solitaria niñez. De verdad, nos ha gustado muchísimo el desarrollo de su personaje.

A nivel artístico y visual, Gambito de Dama es espléndida. Desde el minuto uno rebosa elegancia, con unos escenarios y unos vestuarios muy conseguidos, que a la vez, resultan de lo más naturales. La técnica en la dirección es tan minuciosa como la de una partida de ajedrez real, con ciertos movimientos de cámara muy originales, mientras que otros, en su sencillez, funcionan estupendamente.

El trabajo de maquillaje, vestuario y caracterización que han hecho con Anya Taylor-Joy es sublime, cómo aparentar desde una chiquilla de 12 años hasta una mujer hecha y derecha de 20 y tantos de forma que para el espectador sea algo casi imperceptible.

No podemos acabar esta reseña sin alabar la manera de tratar el aspecto feminista de la historia, de forma muy bien implementada, sin sentirla propagandística ni metida con calzador, tal como ha sucedido en varias producciones de Netflix últimamente.

Una emocionante serie que toca el tema con elegancia, que habla de una mujer sumergida en un mundo de hombres despertando admiración, haciendo énfasis en los puntos necesarios y obviando los demás. Ya estábamos un poco cansados del mismo esquema de la cadena, parecía que todo se regía por el mismo patrón, pero por suerte esto ha sido un soplo de aire fresco muy realista.

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