El guerrero a la sombra del cerezo

Sinopsis & Ficha Técnica

Reseña

Cuando nos sentamos a escribir una reseña de algo que nos ha cautivado, ya sea una serie, una película, un libro o un videojuego, siempre sentimos cierto temor, por no lograr transmitirle del todo al lector lo enriquecedora que nos ha resultado la experiencia. Hoy es uno de estos casos.

Llevamos siendo lectores habituales toda la vida, y guardamos especial cariño a un pequeño y selecto grupo de obras y autores, que casi se podrían contar con los dedos de una mano; esos libros que nos llevaríamos a una isla desierta como única pertenencia. Para nuestra sorpresa, El guerrero a la sombra del cerezo se ha colado en ese variopinto conjunto, pues se ha convertido en una de nuestras novelas favoritas.

La opinión que nos despierta un libro tras su última página tiene mucho que ver con el momento en el que lo leemos. En este caso, llevamos meses con libros sobre Japón en nuestra mesilla de noche -yokais, gastronomía, leyendas, idioma…- dada la imposibilidad que tuvimos de hacer el viaje que nos moríamos por emprender (debido al covid), tras años interesados en la cultura japonesa y después de volver enamorados de Tokyo. De hecho, estamos preparando un post sobre estos libros, que esperamos mostraros muy pronto.

Esta novela llevaba en nuestra estantería ya varias semanas, aguardando pacientemente su turno en la cola de lecturas. La descubrimos tras acabar el videojuego Ghost of Tsushima, buscando llenar el tremendo vacío que Jin Sakai había dejado tras de sí. Mucha gente en las redes recomendaba esta obra de David B. Gil si el videojuego había sido de nuestro agrado, y puesto que así había sido, allá que fuimos a comprarlo a lomos de «Nobu», raudos como el viento.  Pero nos gusta espaciar un poco historias que se ambientan en entornos tan similares, de ahí el motivo que no comenzáramos a leerlo de inmediato.

Así que con ese talante emprendimos los primeros compases de El guerrero a la sombra del cerezo. Primero, encontramos una introducción al contexto histórico real de lo más útil, pues aunque esta es una historia basada en personajes de ficción, se fundamenta en la realidad del Japón a comienzos del periodo Edo (principios del S.XVII según nuestro calendario), y coloca en el tablero a los reunificadores de Japón, que fueron muy reales. Una vez puestos en situación, llegó el flechazo.

Ya desde un primer momento nos sorprendió la elegante prosa que nos regala David B. Gil, que atrapa de una forma cautivadora y singular. El libro en sí está magníficamente escrito, desde la primera hasta la última palabra, ahora ahondaremos un poco más en ello, pero es que hay fragmentos que son dignos de enmarcar. Pequeñas frases que casi nos recuerdan a haikus, ya que su belleza depende por completo del contexto. Las encontrábamos en los momentos más inesperados, en los párrafos más cotidianos, construidas de forma tan hermosa que nos encogían el corazón.

Otro aspecto que debemos reseñar es el amplísimo glosario que trabaja a lo largo de toda la novela. Además de dejar clarísimo el titánico trabajo de documentación que este manuscrito lleva a sus espaldas, permite al lector aprender un gran número de nuevos términos relacionados con el Japón feudal, sin resultar cargante ni aburrido, y sin desviarnos en ningún momento de la historia. Con sencillas notas al pie, nos explica, como cuando un amigo nos hace una aclaración sobre algo que no sabemos, que es un kuchinashi, una waraji, la kanpo o un nakudo. Muchos de estos términos los desconocíamos por completo, aunque sí conocíamos los más comunes y alguno que otro algo más extraño.

Ya nos ha sucedido en otras ocasiones, que cuando un autor quiere “alardear” del trabajo de documentación que hay tras su obra, atosiga al lector con palabras autóctonas, que parecen metidas con calzador en la historia, solo porque el escritor tenía ganas de usarlas. En este caso es justo lo opuesto, en todo momento nos sentimos arropados y agradecidos por la familiaridad con la que David B Gil va aclarando los conceptos, que después, para una consulta posterior, se encuentran recogidos en un glosario al final si aparecen varias veces en el texto. Esto enriquece y ambienta de una forma inigualable toda la novela, pues consigue trasportarnos por completo al Japón tradicional.

Ahora nos gustaría hablar un poco de la narrativa y los personajes. No queremos comentar demasiado sobre este aspecto, porque es un libro que sorprende página a página. Normalmente nosotros solemos leer por la noche, en ese ratito antes de acostarnos, y durante la semanita en la que El Guerrero a la sombra del cerezo estuvo a nuestro lado, sentimos que cada velada íbamos a reunirnos con viejos amigos, a beber sake en una taberna para ponernos al día. Teníamos verdaderas ganas de ver qué pasaría con Seizo Ikeda o con el maese Ekei Inafune, según el capítulo en el que nos hubiéramos quedado la noche anterior, pues la novela alterna las historias de ambos personajes.

Ambos son memorables, además, tenemos la ocasión de conocerlos en distintas etapas de su vida, pues hay varios saltos temporales a lo largo de la trama. En otras ocasiones esto provoca que el lector empatice menos y que se aleje emocionalmente de los personajes, pero en este caso solo nos mantenía ávidos de las aventuras del samurái y el médico.

También nos presentan un gran compendio de personajes secundarios, en algunos de los cuales profundiza bastante, pues son parte importante de la vida de nuestros protagonistas. Todos ellos magníficamente trabajados, y un fiel reflejo de la sociedad en la que viven.

A propósito de esto, sabemos que hay muchos lectores que tienen cierto respeto a afrontar una novela plagada de nombres propios japoneses, por temor a perderse en la historia y no ubicar bien a los personajes (nos ha pasado con otras novelas, y eso que consumimos bastante cine, anime y videojuegos asiáticos). Tenemos que agradecer al autor el esfuerzo que ha realizado para solventar este detalle, y además de forma tan elegante. Se encarga, en un par de palabras clave, de recordarnos quien era éste o aquel personaje, tras cada salto de capítulo.

Por cierto, ya lo hemos comentado en otras ocasiones, pero nos gustan mucho los títulos con un gran sentido dentro de la historia. Cuando descubrimos el significado total, ¡nos encantó!

Y para terminar… los giros argumentales. ¡vaya subidón! No queremos desvelar nada ni decir en qué punto de la historia suceden, pero hacía tiempo que un libro no nos sorprendía de esta manera. Dan ganas de releerlo solo para poder paladearlo con el conocimiento que nos aportan estas revelaciones, que pueden llegar a cambiar por completo la idea que teníamos de algunos personajes y de la trama en general.

Por ejemplo, durante la historia hubo un suceso que nos frustró y nos hizo pensar… ¿Y esto es todo? ¿Se queda así? Nos dejó una sensación de vacío muy grande. Si se os da ese caso, por favor, seguid leyendo, no abandonéis la historia, porque todo tiene un motivo. Nada queda al azar. 

Del mismo modo, nos ha parecido de lo más inteligente la forma que ha tenido de cerrar la novela, con un pequeño acontecimiento algo subjetivo y ambiguo, que podemos interpretar como más nos guste. Es solo un detalle, ya que no queda ningún hilo suelto en la trama, pero se siente como un regalito, un pequeño presente por haber acompañado a nuestros protagonistas a lo largo de su viaje.

Si os apetece continuar un poco más en este magnífico universo creado por David B Gil, os recomendamos su relato corto, titulado «Shokunin», podéis encontrarlo en formato digital para kindle por menos de 2€. Acompañaremos a maese Inafune en la resolución de un caso con tintes detectivescos, similar a un acontecimiento que ocurre en la novela. 

También os recomendamos seguirle en instagram, ¡es muy cercano y comparte los avances de sus proyectos! Dentro de unas semanas le hincaremos el diente a Ocho Millones de Dioses, su siguiente trabajo. ¡ Lo estamos deseando!

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