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[Reseña] Carta Blanca

by Déjense Ver
Tiempo de lectura: 4 minutos

Sinopsis & Ficha Técnica

Ana y Zeno son dos amantes platónicos destinados a encontrarse en la distancia, protagonistas de un romance donde el final es en realidad un nuevo comienzo. Un relato dulce e irresistible sobre un par de corazones vibrando al unísono a través del espacio y el tiempo.

  • Gion y dibujo: Jordi LaFebre
  • Color: Jordi LaFebre / Clémence Sapin
  • Publicación: 2021
  • Género: Slice of Life 
  • Editorial: Norma Editorial
  • Nº de páginas: 152
  • Encuadernación: Cartoné 220 x 290 mm.
  • ISBN: 978-84-679-4547-8

Reseña

¡Últimamente estamos teniendo mucha suerte con nuestras lecturas! Llevamos ya cuatro o cinco novelas y cómics que nos han encantado, estamos súper satisfechos. Aunque hemos disfrutado mucho con todas ellas, Carta Blanca destaca como la obra más emotiva, maravillosa y memorable que hemos leído en los últimos años.

Lo primero que llama la atención de esta novela gráfica es que está contada al revés. Si, si, tal como lo leéis. El primer capítulo que aparece ante nosotros es el número 20; seguiremos con el 19, y así sucesivamente hasta que lleguemos al primer y último capítulo, que será el final y el principio al mismo tiempo. Por tanto, acompañaremos a Ana y Zeno desde el momento actual de su relación hasta cómo se conocieron, dando pequeños saltos en el tiempo. Y cuando terminéis, si os apetece releer la historia al derecho, podréis hacerlo sin problema.

Ya de por si eso nos tenía prácticamente conquistados antes de empezar siquiera la primera viñeta; una manera distinta de afrontar una historia “aparentemente” sencilla, si tenemos en cuenta la portada y la sinopsis. Ojo a las comillas, porque una vez terminamos la lectura, solo podemos decir que de sencilla no tiene nada. Es una preciosa carta al amor platónico, al destino y a ser nosotros mismos. Una novela gráfica que, si tuviéramos que definir con una sola palabra, sería magistral.

Hay varios aspectos de Carta Blanca que nos han sorprendido muchísimo pero que no podemos contar o extendernos en ellos, porque sería entrar en spoilers y perdería parte de la magia. Pero lo que si os podemos recomendar es que afrontéis la lectura de manera atenta, prestando mucha atención a los diálogos y a los sucesos, porque siempre habrá un nexo con el siguiente capítulo que logrará una fluidez increíble. Además, al final todas las piezas encajan, dando lugar a una teoría maravillosa sobre el paso del tiempo.

El hecho de contar la trama a la inversa hace que el lector conozca antes las consecuencias que los acontecimientos que las causan, creando una complicidad muy agradable con todos los personajes, desde los protagonistas hasta los más secundarios. En un primer momento podríamos pensar que estar al tanto del desenlace de la historia de Ana y Zeno va a provocar que no lleguemos a conectar del todo con ellos, pero nada más lejos de la realidad, de hecho funciona asombrosamente bien. Es más, nos permite paladear cada una de las páginas, perdernos en sus detalles y detenernos en conocer a ambos protagonistas lo mejor posible. Eso si, tendréis que aguantar las ganas de ir hacia delante a ver qué pasa en el Capítulo 1.

Hasta ahora todo parece color de rosa, ¿verdad? Pues existe un tema, un dilema moral, a lo largo de toda la historia, que podría resultar doloroso para ciertos lectores, y no es otro que la infidelidad. Tal como nos hacen ver desde la primera página de Carta Blanca, Zeno le pregunta a Ana si ya le ha contado a Giuseppe y a su hija “lo suyo”.

Esto ya nos pone un poco a la defensiva, (lo poco que nos lo permiten las expresiones de tortolitos enamorados y las ganas de descubrir qué ha pasado) pero en este momento tenemos que cerrar el libro y volver a leer el título. Carta Blanca. Ya está todo dicho, hablado y no hay rencor de por medio. Giuseppe lo sabe y está bien. Ahora podemos continuar la lectura. Es difícil de explicar, pero precisamente el hecho de que esté contada al revés nos permite conectar al instante con Zeno y Ana, en lugar de verla a ella como una mujer dispersa que no valora lo que tiene, que es lo que hubiera sucedido si leemos la historia en el sentido habitual. De este modo podemos apreciar a ambos hombres, con sus luces y sus sombras.

No vamos a entrar en más detalles, ya que es difícil y “socialmente poco aceptable” que una historia que se construye sobre un engaño nos resulte encantadora, pero curiosamente, esta lo consigue de forma sobresaliente. Eso no quita que tras la última página no nos inunden la pena y la alegría a partes iguales, pero es eso precisamente lo que le aporta tantísimos matices a las sensaciones que experimentamos tras 20 capítulos. Pocas lecturas nos han dejado una montaña rusa de emociones tan tremenda como Carta Blanca, y solo por eso, merece la pena recomendarla.

LaFebre consigue que seamos capaces de ver a través de ambos prismas, y aunque muchas veces juzguemos de forma egoísta los actos de la joven pareja, también somos capaces de comprenderlos. Incluso puede que nos sintamos identificados con algunas situaciones concretas, porque al fin y al cabo, todos hemos pasado por eso. Personas que ponen nuestra vida patas arriba y personas que la ordenan. Momentos en los que adoramos el caos y momentos en los que nosotros mismos suplicamos calma y estabilidad. Así que permitíos leer esta historia con la mente abierta, sin vergüenza, permitid que os pille desprevenidos. Y así, os enamorará.

En cuanto al dibujo, no podemos sino quitarnos el sombrero. Es inevitable que la palabra “Disney” revolotee por nuestra mente cuando ojeamos las primeras páginas de Carta Blanca, pero pronto descubrimos magníficas pinceladas de cómic europeo, y es entonces cuando termina de conquistarnos.

Con su estilo amable y realista, y unas orejas de lo más curiosas, Lafebre es capaz de transmitir mil y una emociones con sus conmovedores personajes. Su trazo fino y elegante tiene su fuerte en las expresiones faciales, que son increíblemente precisas, a través de planos muy directos. También hemos notado una sutil maestría en representar las distintas edades de Zeno y Ana, logrando mantener su esencia pero quitándoles años de encima sin que apenas lo vayamos notando.

La paleta de colores con tendencia monocromática que Lafebre construye junto a Clémence Sapin es maravillosa, cargada de tonalidades, con un texto estupendamente ubicado y maquetado. Fijaos en los tonos malvas de la primera imagen del post en contraposición con los amarillos de la fotografía sobre estas líneas. Impresionante.

En definitiva, sentimientos a flor de piel con este dibujo preciosista que logra transportarnos a cada una de las viñetas, y una historia digna de recordar.

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