Sinopsis & Ficha Técnica
Mary es una niña que vive con su tía abuela Charlotte en un lugar alejado, donde casi nunca pasa nada. Un día sigue a un misterioso gato hasta el bosque y descubre un viejo palo de escoba y una extraña flor que sólo florece cada siete años. Ambos objetos llevarán a Mary por encima de las nubes hasta llegar a Endor College, una escuela de magia dirigida por Madam Mumblechook y el brillante Doctor Dee. Pero allí suceden cosas terribles y Mary tendrá que arriesgar su vida si quiere escapar.
- Título original: Meari to majo no hana
- Año: 2017
- Duración: 103 min.
- Género: Fantástico, Aventuras
- País: Japón
- Dirección: Hiromasa Yonebayashi
- Guion: Riko Sakaguchi
- Música: Takatsugu Muramatsu
- Productora: Studio Ponoc
Tráiler
Reseña
Mary y la flor de la bruja se estrenará en cines españoles el 7 de septiembre, pero ya hemos podido disfrutar de ella en VOSE. Es la primera producción animada de Studio Ponoc, fundado en 2015 por Nishimura, y adapta una novela infantil.
Antes de meternos de lleno en nuestras impresiones sobre esta película, nos gustaría aportaros un poquito de información sobre este joven estudio de animación japonés. “Ponoc” se traduce como “medianoche” en serbocroata, y su equipo está formado por ex trabajadores de Studio Ghibli. No penséis que fue por una discusión o malentendido; decidieron crear otro estudio cuando Ghibli casi tuvo que cerrar sus puertas hace unos años, y los miembros que derivaron en Ponoc recibieron todo el apoyo y los ánimos para desarrollar esta primera propuesta.
Dirigida por Hiromasa Yonebayashi, nos ha resultado una buena película de animación, que nos recuerda bastante a la esencia de las producciones clásicas de Ghibli. Pero seguro que, si sois fans o habéis visto alguna que otra de las obras del famoso estudio, sabréis que se caracterizan por hacer gala de una desbordante imaginación, además de mostrarnos historias profundas y con alma, y es aquí donde Mary y la flor de la bruja nos deja un poco (bastante) indiferentes.
Solo podríamos definirla como “occidentalizada”, un término que nos vino a la mente durante muchísimas de las escenas. Puede que resulte más accesible para el público no japonés, pero en nuestra opinión, hace que pierda parte de la magia. Presenta esquemas muy típicos de largometrajes de animación de este lado del globo, resultando en conjunto predecible y algo plana.
Lo que si mantiene es la indiscutible belleza de su técnica, una animación preciosa, casi diríamos que difícil de mejorar en el género, con unos escenarios llenos de detalles y color, que nos envuelven a cada momento. También notaremos la premisa de la chica que no encaja y que descubre un mundo mágico, la presencia de adorables y simpáticos animales y criaturas, o cómo los fuertes lazos de amistad y familia son capaces de mover montañas.
Una banda sonora amena, amigable y cercana nos mantiene metidos en la trama, logrando que la película funcione, pero al igual que al conjunto de la historia, le falta para llegar a ser memorable. Estando a cargo de Yonebayashi, que había realizado para Ghibli Arriety y el Mundo de los Diminutos y El Recuerdo de Marnie, esperábamos algo más de esta obra.
Si hablamos de los personajes, en general nos parecieron bastante estereotipados. Sin caer en spoilers, tenemos a la chica que destaca por ser patosa pero que de repente tiene el destino del mundo en sus manos. Por otro lado, los villanos (malos malosos), que se ven venir de lejos, y el “giro final” respecto a otro de los personajes, que por lo menos nosotros vimos venir desde que pronunciaron su nombre.
Las motivaciones de los villanos también se nos antojaron poco originales, y aunque la atmósfera de su entorno estaba muy lograda, no nos resultaron destacables, precisamente por lo predecible de la trama. En todo momento nos transmiten que no son capaces de comprender el poder que tienen entre manos, y que por tanto, experimentan con él de las formas más inadecuadas.
Todos estos elementos provocan un constante Dejá vu, durante la hora y cuarenta minutos que estuvimos sentados frente a Mary y la flor de la bruja. Además de parecernos un poquito larga, reconocimos inspiraciones en Arriety y el mundo de los diminutos, Mononoke, Nicky La aprendiz de Bruja, El Viaje de Chihiro o El Castillo Ambulante. Para ser la primera película del estudio, tal vez deberían haberse ceñido más al esquema que saben que les funciona, en lugar de intentar llegar, innecesariamente, a un público más extenso, dejando por el camino con una sensación de decepción a los que esperábamos una nueva obra maestra, como tantas otras veces había sucedido.
Mary y la flor de la bruja trabaja el concepto de que cualquier poder es capaz de corromper, incluso la magia, y que el deseo de ese poder transforma la esencia humana. Por supuesto, es un concepto mil veces visto, y hubiera estado bien si hubiera tenido el “toque Ghibli”, aunque personalmente lo de ver “el lado malo de la magia” no nos agradó demasiado. Lo que sí nos pareció curioso fue la fusión entre magia y ciencia, también trabajada con anterioridad, pero poco explotada con respecto a la idea contraria.
En definitiva, no se posiciona entre una de nuestras películas favoritas del género, pero si merece ser vista, aunque sea para disfrutar de los hermosos paisajes, y dejarse llevar un poquito por la historia, que resulta entretenida.
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