[Reseña] John Wick 3: Parabellum

Sinopsis & Ficha Técnica

Hay una recompensa de 14 millones de dólares sobre la cabeza de John Wick, además de un ejército de mercenarios intentando darle caza. Tras asesinar a uno de los miembros del gremio de asesinos al que pertenecía, Wick es expulsado de la organización, pasando a convertirse en el centro de atención de multitud de asesinos a sueldo que esperan detrás de cada esquina para tratar de deshacerse de él. 

Tráiler

Reseña

¿Os acordáis de la famosa frase que Mantis nos regala en Avengers: Infinity War? Esa que dice… “Dar panes como tortas”. Pues eso es lo que vamos a encontrar en esta tercera entrega de John Wick 3: Parabellum. Ni más, ni menos.

Incansable, frenética y ambiciosa, no hay un solo momento de respiro. Con deciros que quisimos salir un segundo para pedirle al acomodador que bajara un poco el aire acondicionado de la sala y no encontramos momento, lo decimos todo.

Poco podemos analizar de la trama, salvo que se trata de una continuación directa de John Wick 2, y que, si disfrutasteis con las dos entregas anteriores, sin duda ésta la encontrareis al mismo nivel, incluso más en cuestión de creatividad en las coreografías y situaciones de enfrentamiento. Un estupendo tratamiento del color y magníficos juegos de luces, mostrando un épico conjunto de algo más de dos horas de duración.

Logran meternos de lleno en la historia gracias a un uso muy inteligente del entorno, aprovechándolo al 100% para deleitarnos con golpes de toda clase, os aseguramos que todos los espectadores de la sala sentimos en nuestras carnes cada uno de los tortazos que se llevaba nuestro querido huésped del Continental, y que los devolvíamos con la misma fuerza a sus enemigos. Muchas veces se oyeron suspiros entrecortados, exclamaciones a boca chica y rechinar de dientes. ¡Como para no empatizar!

Hubo un par de detalles que agradecimos muchísimo a nivel técnico, como determinada escena de persecución en un túnel, en el que una vez llegan al final se dan la vuelta y continúan en dirección opuesta, en lugar de darse la situación del “túnel infinito”, en el que, a pesar de ir a máxima velocidad, parece no tener fin, un recurso que hemos visto en muchísimas películas y series y que queda de lo más cutre.

Si tuviéramos que destacar un par de secuencias favoritas, serían dos: La primera, la relacionada con los perros de Sofía, a pesar de que no nos suele gustar mucho que utilicen animales en las superproducciones, tenemos que decir que el entrenamiento de estos perros era impecable, sobresaliente teniendo en cuenta el tiempo que estuvieron en pantalla, además de ser de las escenas más vistosas, con una Halle Berry de lo más inspirada. Y en segundo lugar, aquella en la que explican el motivo de “Parabellum”, es decir, por qué han escogido ese nombre para el subtítulo de la tercera entrega. Lo hacen en un entorno sublime que nos pone los pelos de punta durante varios minutos. No podemos dejar de mencionar a los personajes de Winston, Bowery y Charon, que se mantienen en su estupenda línea. 

En los escasos diálogos del largometraje (porque sí, de dos horas y diez, dos horas son de tortas, no hay espacio para mucho más), haciendo uso de pequeños detalles, nos regalan por fin, información sobre todo el simbolismo que envuelve a esta saga: El Continental, la Alta Mesa y demás conceptos relacionados, muy bien implementados entre somanta y somanta. Y sobre todo, sabremos más sobre el origen de nuestro Baba Yagá particular.

En lo que respecta a la figura de John Wick, en esta tercera parte ya hablamos de alguien sobrehumano, casi como ocurría con Bruce Willis en las últimas entregas de Jungla de Cristal. Por buscarle una similitud más concreta, nos recuerda mucho al personaje de Rama (Iko Uwais) de la saga The Raid por todo lo que ha pasado; incluso comparten algún actor. En este caso John sigue siendo coherente con su personaje: Nos han vendido “al hombre que envías para matar al hombre del saco”, así que aunque pueda parecer exagerado sobrevivir a todo lo que acontece en la trilogía, no deja de ser un asesino implacable, y son precisamente estas dosis de acción extremas las que hacen grande a John Wick.